Deshidratación, aparición de manchas y pérdida de luminosidad son las consecuencias más habituales del verano en nuestra piel y debemos corregirlas y prepararnos para la nueva estación. Por eso, vamos a darte una serie de consejos para cuidar la piel en otoño.
Sigue unos correctos hábitos de higiene
Una de las claves para tener una piel sana y bonita es la higiene, pero es importante no excederse en la frecuencia del aseo ni en el uso de geles. De lo contrario podrías dañar tu piel, así que debes seguir unos correctos hábitos de higiene:
- Duchas cortas y con agua templada. Las duchas tienen un efecto relajante al que es fácil acostumbrarse. Sin embargo, cuando son demasiado largas, puede dañar la capa protectora natural de la piel y deshidratarla.
- La dosis justa de jabón. Nuestra piel posee una capa de grasa, que se ve agredida con el uso de determinados jabones. Además de reducir su hidratación, puede desencadenar la aparición de eccemas. Por lo tanto, es mejor limitar el uso de jabón a las zonas más relacionadas con el sudor y usar una cantidad mínima.
La crema hidratante es clave
Una vez que termines de ducharte, es importante reparar la capa protectora y la grasa de la piel. ¿Cómo? Aplicando una buena hidratante corporal, adecuada para tu tipo de piel. Si tienes dudas sobre cuál es mejor para ti, consulta a tu dermatólogo. Y un consejo, aplícala cuando aún estés húmedo para facilitar su absorción y efecto nutritivo.
Los antioxidantes, el mejor aliado
Los antioxidantes son fundamentales para reparar la piel tras la exposición solar prolongada típica del verano. La vitamina C es el más conocido y al aplicarlo en el rostro conseguiremos combatir el proceso oxidativo y aportarle luminosidad.
Fotoprotección a diario
El verano se ha acabado, pero la radiación solar continúa. Es menos potente que en la temporada estival, pero los rayos ultravioletas siguen teniendo un impacto negativo sobre nuestra piel durante todo el año. Por eso, recuerda usar fotoprotección a diario, por las mañanas, especialmente en la cara. Existen varias opciones: con color para sustituir la base de maquillaje, hidratantes, antiarrugas…
Un buen momento para la exfoliación
Una vez que el bronceado haya desaparecido, es un buen momento para llevar a cabo un peeling químico dermatológico. Esta técnica te ayudará a mejorar el aspecto de tu piel: elimina imperfecciones, atenúa manchas y arrugas, unifica el tono y aporta luminosidad…
Consiste en aplicar un agente químico, habitualmente hidroxiácidos, que ayudarán a la renovación de las capas de la piel. Hay tres tipos: superficiales, medios y profundos. Y su objetivo es tratar los signos del fotoenvejecimiento, el acné, cicatrices, melasmas, etc.
Cuídate también por dentro
La salud empieza desde dentro y para cuidarla las claves son: alimentación, agua y ejercicio.
- Una alimentación sana y equilibrada. Aumenta la ingesta de frutas y verduras, pues tienen un gran poder antioxidante que repercute también en tu piel.
- Bebe cada día entre 1, 5 y 2 litros de agua, ayudará a mantener tu piel hidratada.
- Mantente activo/a. Practicar deporte mejora la circulación lo que facilita un mejor tono de piel. Además, ayuda a preservar el colágeno, un componente cutáneo fundamental para prevenir la flacidez y el envejecimiento.
